El silencio organizacional acaba con las empresas

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Escrito por Alberto Chouza

En poco más de un mes tres personas me han dicho que en su empresa no está bien visto que entre los compañeros haya mucha comunicación. No es que ya no hagan nada para promoverla, que ya sería preocupante, sino que tratan de ponerle barreras. Uno de ellos me comentó además que alegando motivos de seguridad existen cámaras que, a modo de gran hermano, vigilan las zonas de trabajo. Dicho esto, podría finalizar aquí el post. Creo que ya nos da para reflexionar un rato.

Parece que va calando el mensaje de que vivimos una época de profundos cambios y transformaciones a todos los niveles. Las viejas estructuras chirrían, grandes paradigmas se tambalean y no paramos de leer artículos que anuncian nuevas formas de hacer las cosas. Pero, ¿hasta qué punto es esto realidad? Dicen que el momento más oscuro de la noche es el que precede al amanecer. Tal vez nos encontremos en ese momento. Ojalá.

La realidad nos indica que en muchas ocasiones, tras las paredes aparentemente apacibles y vistosas de una casa familiar se ocultan el miedo, el rencor, la violencia… Mucho más presente, según las estadísticas que conocemos periódicamente, de lo que pensamos. En el caso de las organizaciones tristemente también parece ocurrir. Páginas web muy vistosas, repletas de mensajes en los que se apuesta por las personas, por el equipo. Y en las que se habla de valores. Y de visión. Bueno, esto aún tiene un pase ya que como boca y oídos no se emplean mucho, sin duda es importante la visión…

Falta de comunicación

Elizabeth Wolf Morrison y  Frances J. Milliken, dos investigadoras norteamericanas, a este fenómeno lo llaman silencio organizacional. Dicen que el miedo y la falta de comunicación resultante de trabajar en una cultura en la que impera el temor son los mayores obstáculos para la innovación y el aprendizaje. La motivación disminuye y se produce desidia, rechazo hacia el propio trabajo y el rendimiento, como no puede ser de otra manera, se ve afectado muy negativamente. En definitiva, un coctel explosivo. El llamado despido interior campa a sus anchas.

Pero estas situaciones no se producen por casualidad. Hay responsables. Por acción o por omisión. Y muchos de ellos de puertas para afuera tratan de defender posturas distintas. Y hablan con naturalidad de liderazgo,  promover el talento y la creatividad. La huella que dejan va más allá de la propia empresa, abocada al fracaso y a la desaparición más pronto que tarde. Se la llevan los propios empleados incluso más allá del ámbito profesional y, en algunos casos, tardan en desaparecer las secuelas. Personas tóxicas que crean organizaciones enfermas que contaminan a la sociedad.

Miedo y desconfianza

Pero, ¿por qué actúan de esta manera? Según Morrison y  Milliken el silencio organizacional se produce por dos factores principales:

– El miedo de los altos directivos a recibir feedback negativo, especialmente si procede de sus subordinados. Se sienten amenazados por las críticas y por lo tanto tratar de evitarlas o desecharlas y cuestionan su credibilidad.

– Las creencias, conscientes o no,  de los directivos de que sus subordinados sólo se ocupan de sus intereses y por lo tanto no se puede confiar en ellos. Consecuentemente  los directivos son los únicos que van a conocer bien lo que es importante para la organización.

Para finalizar, una anécdota que me comentó un veterano compañero con el que tuve la oportunidad de coincidir en una de mis primeras experiencias profesionales. Imagina la escena, me dijo. Una pequeña nave nada llamativa en un polígono de la periferia de Madrid. Un despacho pequeño, con mobiliario modesto, nada ostentoso en la decoración. Me recibe afablemente uno de los socios que hacía funciones de gerente. Me da las gracias por haber accedido a reunirme con ellos en su empresa.

Nuevo encargado

Explica que por jubilación del anterior necesitan seleccionar un nuevo encargado y que ya sabe que en nuestra consultora nos enfocamos a perfiles más altos. Pero pese a todo le gustaría encargarnos el trabajo. En esto no se debe escatimar, como en los estudios de los hijos si se puede, dice. Es un puesto fundamental para nosotros. Y añade casi con vergüenza, como todos los demás.

Me invita a conocer las instalaciones. Me presenta al encargado anterior para que lo conozca y me vaya haciendo una idea de lo que quieren. Me invita a que si quiero hable con los empleados, con los clientes, con los proveedores para tener información. Y lo hace de una manera cálida, natural, auténtica. Y yo, me dijo mi compañero, con treinta años de experiencia profesional, mi despacho en la Castellana, mi secretaria y mi equipo de consultores sentí, como nunca lo había hecho antes, no tener el perfil adecuado para ser seleccionado. Sería feliz en aquella empresa.

 Ahora, al evocar este caso y compararlo con los responsables de generar situaciones de silencio organizacional, me viene a la mente aquello de que cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio. No lo digo yo, lo dice un proverbio hindú.

Photo credit: Unknown or not provided / Foter / Public Domain Mark 1.0

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